“Un cielo abierto no alcanza para ocultar un temporal. La luz que llega atenúa los cambios y, en la misma dirección, los devela. Luego de la oscuridad de una lluvia intensa, el tiempo transcurrido.
La fotografía de Raphael Vargas se detiene sobre esos tiempos anudados entre cielos, luces y oscuridades. Tiempo y destiempo de los instantes retenidos y en su apuesta por retenerlos magistralmente desde la forma analógica.
Su camino trae el cielo del paisaje rural y aquél interrumpido por los cables y edificios de la ciudad. Allí, las nubes soberanas.
En uno y otro, el recuerdo de una ventana y la porosidad de una pared que encuadra un horizonte donde alguna vez hubo casas habitadas. El tiempo inscripto en el rostro de dos hombres y en sus sombreros, obstinados partícipes de esos cielos.
Sagrado ritual de una multitud convocada por la música, sagrada la imagen que espera otras multitudes. Lo mínimo y lo monumental conviven en un mismo espacio, ante la perplejidad de escalas y perspectivas.
Antes y después del temporal, la cámara de Raphael encuentra los momentos en que lo cotidiano sale de foco y las preguntas generan movimientos.”
texto de Leandro Stagno